El día
amanece radiante, todavía no se ha
levantado el sol, pero ya clarea, los días se van haciendo más largos y a las 8.00 ya se puede ver el cielo azulado
sin nubes lo que deparará una mañana soleada.
Para esta ocasión tan solo salimos tres bikers, pues hemos adelantado la ruta un día, al sábado,
puesto que el domingo tenemos que colaborar en la carrera popular de
Paracuellos acompañando a los primeros clasificados, pero eso es otra
historia,
Como ya he dicho
anteriormente, solo nos hemos dado cita para esta ocasión tres bikers:
- David (él aprendiz, no solo por la edad, sino por sus ganas de aprender, todo lo relacionado con las dos ruedas le interesa: la técnica, la mecánica, los entrenamientos, todo, no descansa)
- Ángel (él Incombustible, siempre guarda unas pocas de fuerzas, para ponernos el corazón a cien en los últimos kilómetros. Cada día esta más fuerte, como el buen vino va mejorando con la edad)
- Y por último villy, que me ahorrare los adjetivos por que ya no tengo abuela.
A las 9.15
ya estamos empezando a rodar, a los 10
minutos nos encontramos con una sorpresa muy agradable, una bajada por
senderitos poco pronunciada pero larga, llena de curvas, toboganes, badenes y
peraltes que invitan a ir saltando, un tramo más que divertido.
Llegamos
a la presa del Pantano de Valmayor y
después de hacernos unas fotos para el recuerdo, David el “aprendiz” hace memoria de cuando aprendía a
pescar en aquellas orillas con su padre. Cruzamos la presa, giramos a la izquierda
y seguimos los serpenteantes senderos que discurren paralelos a la orilla del
pantano, teniendo que volver en ocasiones unos metros sobre nuestras rodadas
para retomar los senderos mas alejados de la orilla, pues algunos de ellos se aproximan en exceso y están cubiertos por las aguas de este casi desbordado pantano. En una de las
ocasiones tuvimos que trepar, por una roca que se encontraba en la orilla, unos tres o cuatro metros, por que por una parte había una valla, y por
otro como un par de metros de profundidad.
Como
últimamente, (No, no había ninguna montería, que ya se a terminado la época de
caza) tuvimos que pasar un pequeño rio, en el cual Angel y yo nos mojamos los pies, menos
el aprendiz, (ya sabe mucho). Continuamos hasta la cola de pantano y lo
abandonamos girando hacia la derecha, para llegar por más
senderitos al pueblo de Pajares, y desde
ahí encarar una tendida subida a la parte superior de la Silla de Felipe II sin
llegar a ella. Aquí realizaremos la zona más técnica del día una bajada muy
pronunciada, con algunos “pedrolos” a los lados del sendero intimidatorios. Es
en este punto donde el “aprendiz” descarga toda la adrenalina, bajando la
pronunciada pendiente haciendo el caballito !!!con la rueda de atrás¡¡¡, esta hecho
un máquina. Si no hubiera sido por el
susto que llevaba en el cuerpo,
parecería un profesional.
Seguidamente
atravesamos, por su parte inferior, el pueblo del Escorial y atravesando un
dehesa plagadita de puertas para que no se escape el ganado (¡Siempre que hay tanta puerta no hay
ganado!, esto requerirá algún día una reflexión.)
Devuelta a
las proximidades del pantano, otra vez senderitos, con muchos saltos y muchos
senderistas, biker y demás, somos como los caracoles, sale el sol y todos al
campo. Esto nos hace circular con mayor
precaución.Volvemos a
cruzar la presa, por la que pasamos a primera hora de la mañana y una tendida
subida nos acercara al vehículo, no sin antes echar el resto para aguantar las
acometidas del incombustible Ángel.
Recogida y
cierre, con unas bebidas "energeticoespirituosas", acompañadas de una buenas
tapas, en la siempre muy agradable y
soleada terraza del Habemus Tapas, en el CC de Miramadrid. Para recuperar
fuerzas, que mañana hay que intentar seguir a los corredores de la marcha de
Paracuellos, que dicen que corren
mucho…… y repasar las anécdotas del día,
en esta muy bonita y recomendable ruta de 50km con 700 metros de desnivel, sin ninguna dificultad. Más que la
rapidez con que la queramos realizar.
Saludos (villy) nos vemos en los caminos.